top of page

Para los universitarios y jóvenes profesionales, tenemos reuniones cada lunes y viernes por Zoom a las 9 de la noche. Estás invitado a conectarte con nosotros. ¡Te esperamos allí!


Probablemente, la mayoría de nosotros tenemos nuestra propia idea de lo que la Biblia quiere decir cuando se refiere al corazón, pero investiguemos más profundamente para clarificar la idea.


Los seres humanos están hechos de tres partes bien diferenciadas: 1) cuerpo, que te permite relacionarte con el mundo físico; 2) espíritu, que te permite relacionarte con Dios; y 3) alma, que te permite relacionarte contigo mismo. Tu alma es lo que te hace un individuo único. Es tu personalidad, tu naturaleza interna diferente y está formada por cuatro factores importantes:

  • Mente (tus pensamientos)

  • Voluntad (tu ambición)

  • Emoción (tus sentimientos)

  • Conciencia (tu compás moral)


Cuando las Escrituras hablan de tu corazón, se refieren a la intersección de estas cuatro características internas. El corazón es el centro del alma.


Obsérvalo trabajando en los cuatro niveles:

  • Tu mente: Distorsionando tu pensamiento con mentiras acerca de Dios, Su Palabra, hasta tu mismo, tratando de paralizar tu alma con un proceso de pensamiento negativo y contrario a la Biblia.

  • Tu voluntad: Alejando tu búsqueda de logros piadosos y eternos desviándote hacia intereses que son temporales, con poca visión y hasta directamente opuestos a la voluntad de Dios.

  • Tus emociones: Jugando con tus sentimientos, provocando respuestas como el enojo, el desaliento, la revancha o la tristeza para persuadirte a tomar decisiones inestables.

  • Tu conciencia: Influyendo en tu conciencia para que vivas de una manera que no está de acuerdo con los principios bíblicos.


Cuando tú y yo elegimos no alinear nuestras acciones con la verdad de Dios, cuando vivimos en franca rebelión en contra de su voluntad, dejamos nuestro corazón expuesto para que satanás pueda tomar imágenes claras.


Yo sé que a veces es difícil sentirlo, pero tu nueva persona tiene a la naturaleza justa y santa de Dios (justicia imputada). Esa es tu persona real. Tu propio corazón está latiendo con la nueva vida en Cristo. “Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad” (Efesios 5:9). Él es simplemente maravilloso.


La manera en que lo hace, de acuerdo a las Escrituras, es con la renovación del espíritu de nuestras mentes. Es lo que es el Espíritu de Dios hace en y por nosotros. No es algo que nosotros podemos iniciar. Él lo hace. La obra renovadora de Dios en nosotros es lo que hace posible que nos despojemos y nos vistamos. La justicia práctica es una inyección esencial, lógica y orgánica de la justicia imputada.


Por lo tanto en Efesios 4, Pablo básicamente está diciendo, “La justicia ya está dentro de ti. Ahora tienes que vestirte con ella”. Tienes que hacer una elección consciente de actuar de tal manera que sea consistente con tu nueva vida en Cristo. Y dado que el Espíritu es el que provee la renovación de tu mente, tu potencial de producir fruto espiritual no es simplemente potencial. Es posible. Se puede lograr.


En otras palabras, “lo perfecto se hace costumbre”. No te dejes atrapar por la idea de practicar para llegar a un estado ilusorio de perfección. En cambio, descansa en la naturaleza perfecta de Cristo en ti para influir en la práctica de cada día.


¿De qué manera te has sentido agotado y desanimado cuando trates de cambiar o arreglarte a ti mismo?


¿Cómo te ayuda saber que el Espíritu de Dios es el que tiene la responsabilidad de animarte e impulsarte a cooperar con Él?


*Adaptado del libro La Armadura de Dios escrita por Priscilla Shirer

3 views0 comments
Writer's picture: RUE LeaderRUE Leader

No se quede con la impresión de que seguir a Jesús se trata únicamente de un sacrificio sombrío. Más que nada, seguir a Jesús conjuga dos mandamientos que Él dijo eran los más importantes de la Ley del Antiguo Testamento.

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas." (Mateo 22:40)


Todo se reduce al amor. Pedro lo expresó bien para personas como nosotros, que no vieron a Jesús en esta tierra pero no obstante lo siguen, “a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8).

Seguir a Jesús no implica guardar diligentemente un conjunto de normas o conjurar una fuerza moral que conduzca a vivir buenas vidas, sino que consiste en amar a Dios y disfrutar de Él.


Pero, para que no pensemos que podemos amar a Dios y vivir del modo que querramos, Jesús nos dijo muy claramente “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” (Juan 14:15). El amor a Dios en el primer mandamiento es puesto en práctica en el amor por nuestros vecinos, en el segundo mandamiento. Juan de hecho, nos dijo que sino amamos a las personas, las cuales podemos ver a nuestro alrededor, entonces no podemos amar a Dios, a quien no vemos (1 Juan 4:20).


El verdadero amor consiste en sacrificio, a causa de los que usted ama: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1 Juan 3:16). Cuando entendemos el amor a la luz de esto, no es difícil entender que el Amor a Dios y la obediencia a Jesucristo no pueden ser separados. El amor a Dios nos cambia desde dentro hacia afuera y redefine cada aspecto de nuestras vidas.


Al mirar su vida, ¿Cómo diría que su amor por Dios es mostrado mediante sus acciones? (Si usted está teniendo problemas en encontrar una respuesta, tómese algún tiempo para pensar en algunos cambios que usted necesita hacer en su estilo de vida)


*Adaptado del libro Multiplícate escrito por Francis Chan

4 views0 comments

©2020 by RUE - Red Universitaria de Ecuador. Proudly created with Wix.com

bottom of page