top of page

Para los universitarios y jóvenes profesionales, tenemos reuniones cada lunes y viernes por Zoom a las 9 de la noche. Estás invitado a conectarte con nosotros. ¡Te esperamos allí!


Dicho claramente, la fe es actuar sabiendo que Dios está diciendo la verdad. La clave aquí es la acción. Por definición, la fe no es hablar o pensar o siquiera celebrar la verdad de Dios. Es el proceso de adaptar nuestro comportamiento, nuestras decisiones y hasta todo nuestro estilo de vida para que esté de acuerdo a lo que Dios nos pide que hagamos, sin necesidad de ver las evidencias de que todo va a salir bien al final. De hecho, la cosa que hace que la fe sea fe es cuando como Daniel, Rahab y el pueblo de Israel, eliges actuar de acuerdo con la verdad a pesar de que no puedas ver cómo será el final. El acto de fe es el escudo de protección en contra de los ataques del enemigo.

Aunque la fe a menudo requiere riesgos, también incorpora sabiduría. Una persona sabia busca dirección, claridad y confirmación antes de avanzar para evitar tomar una decisión impulsiva. De hecho, en la medida que tus decisiones afecten a otros o tu estilo de vida, más tiempo, esfuerzos y energías deberías usar confirmando la Palabra de Dios antes de hacer algo.

Pero una vez que tienes claridad en lo que crees que Dios te pide, tu próximo paso es la fe. Una fe activa. Ese escudo que te cubre y protege del maligno.

EL FACTOR MIEDO

El miedo es uno de los impedimentos más útiles que el enemigo usa contra una vida llena de fe. El miedo va a hacer que dejes caer el escudo y que salgas corriendo. En realidad el miedo es una de las estrategias que más usa satanás para paralizar y devastar al pueblo de Dios. No estoy hablando de la preocupación legítima o los avisos protectores del consejo sabio y piadoso. Estoy hablando del miedo. De la preocupación constante La ansiedad durante toda la noche. De que la probabilidad del peor de los casos se convierte en lo único en lo que se puede pensar.


Este problema del miedo es tan conocido e importante para Dios que más de trescientas veces en las Escrituras, le dice a Su pueblo, de una u otra manera, no tengas miedo. “No temáis”. “No tengáis temor”. “No tengáis miedo”. Búscalo. Está en todas partes. ¿Tú sabes cuando estás buscando por todos lados un versículo para que te diga lo que Dios quiere que hagas? Bueno, aquí lo dice trescientas veces. Todos ellos dicen lo mismo: “No tengas miedo”.


Escribe cualquier asunto en el que el miedo te esté impidiendo caminar con fe en este momento.


¿Estás de alguna manera alimentando ese temor en tu vida en vez de pelear en su contra y superarlo?


Quiero que comiences ahora a concentrarte en ese tema del miedo. Que lo enfrentes como por lo que realmente es, un ardid del enemigo para impedirte caminar en la verdad. Dondequiera que hay miedo, puedes estar seguro que el enemigo está cerca, buscando estratégicamente como paralizarte de lo que él sabe que es lo mejor de Dios para ti.


Pero esta semana, su reino de terror se termina. Porque ahora tú sabes la verdad. Descubrimos su engaño. Nuestro Dios es la verdad y vale la pena seguirlo. Él siempre está allí, siempre Él es más fuerte que satanás, para escuchar nuestras afligidas oraciones, cumpliendo Sus promesas, y dándonos un poco más de la luz que necesitamos para caminar firmes hacia Él.

Levanten los escudos, soldados. Estamos caminando con fe.


*Adaptado del libro La Armadura de Dios escrita por Priscilla Shirer

7 views0 comments

Una de las peores cosas que puede hacer es enseñar verdades que usted no está aplicando. Llamamos a esto hipocresía y es la crítica más común a los Cristianos en Norte América. Podría argumentar usted que es mejor no enseñar en lo absoluto que enseñar la verdad sin aplicarla a su propia vida. Jesús les dio algunas severas advertencias a los líderes religiosos que estaban haciendo esa misma cosa. Él dijo:


"Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos." (Mateo 23:3–5)

La hipocresía ha dañado a muchos, así que vayamos lejos de esto.


Santiago también dio una fuerte advertencia en contra de este tipo de pensamiento. Él dijo que si escuchamos la Palabra de Dios, pero no hacemos lo que dice, entonces nos estamos engañando a nosotros mismos (Santiago 1:22–25). Él prosiguió en decir que la religión sin acciones prácticas es sin valor (vv. 26–27). Seamos realistas: un maestro que se auto-engaña, que practica una religión vacía probablemente no sea el mejor candidato para ser un discipulador.


Quizás la explicación más clara por ejemplo, puede ser encontrada en el libro de Hebreos: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.” (Hebreos 13:7). El autor de Hebreos nos está llamando a considerar—literalmente “a examinar cuidadosamente”—los resultados del estilo de vida de un maestro. Podemos estar tan atrapados en examinar las posiciones doctrinales de una persona que pasamos por alto su patrón de vida. Pero esto es esencial porque Hebreos nos llama a imitar la fe de estas personas. Si usted ha de hacer discípulos, necesita poner su fe en práctica para que el pueblo en derredor suyo pueda imitar su fe.


Por causa de esto, ser un hacedor de discípulos demanda su vida. El detalle de trabajo de un hacedor de discípulos es el mismo que de un discípulo de Jesucristo. Requiere todo. Significa seguir a Jesús en cada aspecto de su vida, seguirle con una devoción en integridad de corazón. Si usted no está listo para poner su vida por la causa de Cristo, entonces no está listo para hacer discípulos. Así de simple.


Ello no significa que usted necesita ser perfecto antes de empezar. La perfección es un proceso de toda la vida que no terminará sino hasta la eternidad (vea Filipenses 1:6 y 3:12–14). Pero no significa que usted necesite “considerar el costo” (ver Lucas 14:25–33) y permitir la verdad de Dios cambiar su vida. Hacer discípulos consiste en ver personas transformadas por el poder de la Palabra de Dios. Si usted quiere ver lo que les acontece a otros, usted mismo necesita estar experimentando dicha transformación.


¿Podría decir que su vida está siendo transformada por la verdad de la Palabra de Dios? ¿Por qué si o por qué no?


¿Qué cambios necesita hacer para vivir las verdades que usted estará enseñando a otras personas?


*Adaptado del libro Multiplícate escrito por Francis Chan

5 views0 comments

©2020 by RUE - Red Universitaria de Ecuador. Proudly created with Wix.com

bottom of page