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Lunes - Liderazgo Espiritual: Disciplina - Una Cualidad del Liderazgo

Writer's picture: RUE LeaderRUE Leader

Updated: Jun 5, 2020


1 Timoteo 3:2-7


Jesús adiestró a sus discípulos de un modo espléndido para sus futuras misiones. Les enseñó por precepto y ejemplo; impartía su enseñanza «en el camino». Jesús no les pidió a los doce que se sentaran y tomaran notas en un aula formal. Las aulas de Jesús eran los caminos de la vida; sus principios y valores los recibieron en medio de la experiencia diaria. Jesús colocaba a los discípulos en internados (Lc. 10:17-24) que les permitían aprender mediante el fracaso y el éxito (Mr. 9:14-29). 29). Les delegó autoridad y responsabilidad a medida que podían soportarlas. La enseñanza maravillosa de Jesús en Juan 13 al 16 fue el discurso de graduación para ellos.


Dios prepara líderes en cuenta lugar y la tarea específicos. Los métodos de entrenamiento se adaptan a la misión, y los dones naturales y espirituales se otorgan con un propósito claro. Un ejemplo de esto es Pablo, quien jamás podría haber realizado tanto sin un entrenamiento dirigido y el talento divino.


Dios le dio a los líderes más famosos de la iglesia dones y talentos que eran adecuados para la misión a la cual fueron llamados. Lo que elevó a estos hombres por encima de sus congéneres fue el grado al que desarrollaron dichos dones mediante devoción y disciplina.

DISCIPLINA

Sin esta cualidad indispensable, todos los demás dones quedan como enanos: no pueden crecer. Antes que podamos conquistar el mundo, debemos conquistar el ego.

Un líder es una persona que ha aprendido a obedecer una disciplina impuesta desde afuera, y que luego ha adoptado una disciplina más rigurosa desde adentro. Los que se rebelan contra la autoridad y desdeñan la autodisciplina -que rehuyen los rigores y se alejan de los sacrificios- no califican para el liderazgo.


Muchos que abandonan el ministerio tienen suficientes dones, pero tienen muchos aspectos importantes de la vida que flotan libres del control del Espíritu Santo. La persona que es haragana y desorganizada nunca se muestra capaz de enfrentar al verdadero liderazgo. Muchos que aspiran al liderazgo fracasan porque nunca han aprendido a seguir. Son como los muchachos que juegan a la guerra en las calles, pero todo está callado. Cuando se les pregunta: «¿Hay una tregua?» ellos responden: «No, todos somos generales. Nadie quiere obedecer la orden de atacar.»


Hay otro elemento en la disciplina que recibe muy poca atención. Debemos estar dispuestos a recibir de otros así como también a dar a otros. Algunas almas denodadas se deleitan en sacrificarse a sí mismas pero no están dispuestas a permitir que otros actúen recíprocamente. No quieren sentirse obligadas hacia los demás. Pero el liderazgo requiere franqueza hacia otros. El descuido en recibir gentilezas y ayuda es aislarse uno mismo, es robar a otros la oportunidad, y privarse a uno mismo del sostenimiento.


El obispo Wescott admitió al final de su vida el haber cometido una gran equivocación. Siempre había ayudado a otros, pero con el mismo rigor se había resistido a que otros le sirvieran a él. Como resultado, su vida tenía un lugar vacío donde podrían haber estado la dulzura de la amistad y el cuidado humano.



*Adaptado del libro Liderazgo Espiritual escrito por J. Oswald Sanders

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