«Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana». (Mateo 11:29-30 NTV)
Dios no está distante ni es indiferente. En realidad, su Espíritu Santo mora en nosotros los creyentes. Cuando recién iniciaba mi vida adulta, enfrenté el desafío de «practicar la presencia de Dios» - de vivir cada día apercibida de que su presencia estaba conmigo en todo momento.
Lee el versículo una vez más: «Déjenme enseñarles», «encontrarán descanso para el alma», y «la carga que les doy es liviana». Jesús quiere que sepamos que su constante presencia afecta la manera en que respondemos a los desafíos de la vida.
Me maravilla que Jesús quiera mi compañía. ¡Qué regalo tan maravilloso es su presencia! Con el tiempo, he descubierto cuánto necesito esos momentos de quietud en su presencia. Cuando descuido mi tiempo con Él, mi alma comienza a sentir ese desasosiego. Aún en esos días llenos de buenas cosas, puedo estar apercibida de su presencia cuando dedico ese tiempo especial al Señor.
Después de un momento de quietud con Dios, puedo moverme en mi rutina diaria con mi corazón y mi mente enfocados en Él. Puedo reconocer cuando me dirige con un ritmo saludable, y me da la restauración que necesito. Puedo reconocer los pastos verdes y las aguas de reposo que me provee para que refresque mi alma (Salmo 23).
Le pido a Dios que hoy podamos encontrar la frescura para el alma que tanto necesitamos. Que como el salmista podamos decir: «Sé que el Señor siempre está conmigo, no seré sacudido, porque Él está aquí a mi lado» (Salmo 16:8, NTV).
Experimento el descanso
Lee el Salmo 16. Medita cómo puedes crecer en estas dos disciplinas espirituales: (1) pasar un tiempo a solas en la presencia de Dios y (2) estar apercibida de su presencia durante el día. Te aconsejo que memorices el Salmo 16:8.
*Adaptado de la devocional Selah: Encuentra el Descanso para tu Alma escrita por Kerry Clarensau
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